18 jun 2008

Siempre la esperaba fumando. Los autos pasan y se precipitan sobre los semáforos en verde. Ella todavía no llega y una amarga gota de sudor recorre mi cachete. Otra más se precipita sobre las fauces de mi cara y revienta en el pavimento de la Avenida Santa Fe. Una pitada al cigarrillo y el humo de los últimos centímetros. Nunca sabe tan bien como el principio del cigarro. Debe ser que ya no lo quiero fumar. Y otra gota más. No entendía el por qué de mis nervios ante la inminente llegada. Me pasaba siempre. Siempre que la esperaba no solo fumaba , sino que también me ponía nervioso.
En mi estomago se revolvía una caravana de millones de mariposas. Millones una a tras de otra. Dando vuelta de principio a fin.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sabés que me sentí re identificada con lo que escribiste. En realidad, creo que al que lee esto se puede sentir así.
Me encanta como escribís Beli!
Seguí así o mejor, un besote muchachito.

Guada

*Anuchi Cid dijo...

Cambia "cachete" por "mejilla" y te pongo un publicable. Atentamente, tu editora no oficial.